29.4.08

Odio


Del amor al odio, existe únicamente una fina línea que separa dos realidades tan ciertas como el amanecer.


Dos realidades que se anulan, que se complementan, que pueden existir conjuntamente pero separadas... Pero dos realidades necesarias...

Cierto es que el odio es el peor sentimiento del que puede hacer gala el ser humano, pues es la muestra de la existencia de un aborrecimiento, de un sentimiento que te causa una situación o una persona o un determinado momento, ya sea por motivos o causas racionales, o más o menos infundadas.

El odio, al igual que el amor, es necesario, pues su sola presencia nos hace valorar aquellas situaciones cuya nota dominante es el cariño. Nos enseña a distinguir lo que es el odio tal como es, de la mera irritación o enfado; nos enseña a distinguir aquellas situaciones en las que el estrés nos catapulta a un estado de ofuscamiento tal que no sabemos determinar dónde empieza la razón y dónde la emoción.

El hombre conoce el odio, de un modo u otro, tarde o temprano, y no puede decirse que su conocimiento sea motivo de dicha o alegría, pues a todo ser que se precie, llegar a saber que puede experimentar el odio, puede llenarle de pesar, pues es la más prueba más fehaciente de que los hombres pueden conocer los extremos.

Odio o amor, amor u odio... Dos realidades antagónicas pero completamente necesarias, pues sólo podemos llegar a conocer el verdadero sentido del amor, en la medida en que experimentamos el odio.

Hoy siento odio... y me duele... pero lo siento....

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